«Hay que poner en valor la vejez, a veces vamos tan deprisa que perdemos esa conexión con la historia de otra persona», señala Pablo Morales. Es laico, chileno, tiene formación en Teología y es el responsable de Pastoral del Hospital Beata María Ana, que gestiona la Fundación Hospitalarias y que seguirá el nuevo Plan Pastoral con las Personas Mayores de la archidiócesis de Madrid. «Aquí llega mucha gente mayor para quien el hospital es una casa transitoria, pero que pasa gran parte de su tiempo con nosotros», añade.
El responsable de Pastoral reivindica que una de las preocupaciones que tienen en este hospital vinculado a las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús es «hacer que sea un espacio de agradecimiento de las vidas que llegan a nosotros». Los hijos de los ancianos que atienden «ya los conocen mucho, lógicamente», lo que a veces provoca que no tengan curiosidad por sus novedades ni les hagan preguntas. Por tanto, «que un tercero ponga en valor su historia es algo muy importante», reivindica.
Morales, quien «está muy inserto en la Pastoral de la Salud» de la archidiócesis de Madrid —un autor fundamental del Plan Pastoral con Personas Mayores»— explica que una de las fórmulas por las que han apostado en su centro para promover su dignidad es generar «un vínculo entre los alumnos de Bachillerato y el mundo del hospital». Así, todas las semanas reciben visitas de los alumnos de los colegios cercanos con la idea de «conectar dos mundos aparentemente desconectados: el juvenil y el de la gente mayor». «Es un espacio muy valioso» del que los estudiantes «salen sorprendidos» después de ver cómo los ancianos que «han pasado una vida dolorosa y complicada siguen sonriendo».
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